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Pemex se ha comenzado a despedir de manera formal de las metas prometidas para este sexenio y que constituían una parte vertebral en la tarea de rescate de la compañía.
La petrolera ha plasmado en su último plan de negocios sus objetivos a cumplir en los próximos años y ninguno de ellos se asemeja a lo que se presumió desde presidencia en los primeros años de la administración morenista. Algunas declaraciones de los principales funcionarios de la política energética y documentos de la Secretaría de Hacienda ya daban señales de que las metas no se lograrían. Pero ahora Pemex ha colocado estos datos en su documento rector.
El primer objetivo que ha sepultado Pemex es el relacionado con la cantidad de crudo que producirá. Las perspectivas de la compañía dicen que logrará una cifra máxima de 1.965 millones de barriles hacia 2024. Lejos queda así la meta de entre 2.4 y 2.6 millones con la que el presidente buscaba impulsar los recursos de la compañía y de la hacienda pública para impulsar sus programas sociales. La cifra más cercana a la promesa presidencial se alcanzaría hasta 2027.
Los analistas siempre dudaron de ese número: la poca inversión destinada de manera histórica al negocio de exploración y la aversión al riesgo de la administración de Pemex –que se ha centrado en campos maduros o ya probados– hacían dudar de los planes y ahora las sospechas se confirman.