GeneralNota especial

CEVEJARA, memorias

″Visita del Papa Juan Pablo II a la Península de Yucatán»

11 y 12 Agosto de 1993.

Histórico evento que, orgullo de Reportero, cubrimos para el periódico «Liberal de Coatzacoalcos». Con el compañero Fotógrafo, Jesús Sarricolea Valencia.

Todo fue genial, impresionante.Desde el arribo de Su Santidad. A quien le dieron la bienvenida el presidente Carlos Salinas y la gobernadora Dulce María Sauri Riancho.

Ante una feligresía que lo vitoreaba contagiada de fé y emoción. Hasta el llanto mismo.Todas las personas unidas sin distinción de clases sociales confluyeron en las ceremonias que encabezó.

Todas a tope. Con el sello de su enigmática figura. Tiempo se dió para bendecir a los cientos de Reporteros de todo el mundo que dimos cobertura.

Extenuante gira, multitudinarias asistencias pese al sofocante calor. Que incluyó desmayos, atendidos por los Cuerpos de Auxilio.

Magnos encuentros, ejemplo el de la Señorial Izamal. Con las Etnias de América o en el Campo Eucarístico de Xoclán.

Y qué decir del gigantesco o inicio de actividades en la Capital Yucateca.

En todos ellos y sin excepción oró por la Paz Mundial.

No a las guerras. Sí al razonado humanitario entendimiento. Entre gobernantes y pueblos de buena voluntad.

Su histórica presencia también la aplaudían las voluntarias vallas humanas formadas en sus largos trayectos en zonas urbana o rural.

Y es que así como todos los caminos llevan a Roma. Allá llevaban a la «Blanca Mérida» y hacia Juan Pablo II.

Con el sello de su enigmática figura. Tiempo se dió para bendecir a los cientos de Reporteros de todo el mundo.

Inicio de actividades en la Capital Yucateca. En todos ellos y sin excepción, oró por la Paz Mundial. No a las guerras.

Y dentro de enorme gama de encontradas emociones periodísticas, hubo una que más me marcó: el adiós al Obispo de Roma en el Aeropuerto. Donde ya instalado frente al micrófono y la alfombra roja, que de acuerdo al rígido Protocolo, marcaban la inviolable ruta a seguir rumbo al Boeing Papal.

Sucedió que el mensaje de las tribunas lo obligaron a romper normas y formas.

Al escuchar este ensordecedor coro.

«¡JUAN PABLO AMIGO NO TE VAYAS, YA ERES YUCATECO!»

Sólo semi ahogado por el llanto colectivo.

Al grado que Su Santidad.

Contagiado.

Y ante el asombro y preocupación de sus escoltas, dejó el atril y el tapete púrpura y micrófono en mano se fue hacia las gradas gritando repetidamente.

«¡SI, SOY YUCATECO, SOY YUCATECO, SOY YUCATECO!».

Mientras por el sonido local y a todo volúmen entonaban el bello poema hecho canción.

«Las Golondrinas Yucatecas».

Que las tribunas hicieron suyas dentro de ese maremágnum, que poco a poco se fue disipando y Juan Pablo II se marchó volando.

La multitud se dispersó y los Reporteros a lo nuestro.

La Sala de Prensa. Allí, solicité apoyo de Turismo del Estado, para conseguir la letra de las «Golondrinas».

¿Para qué?.

Porque era mi intención cerrar la Crónica del Adiós.

Con una de sus estrofas.

Hela aquí:

Vinieron en tardes serenas de estío

Cruzando los aires con vuelo veloz

Y en tibios aleros formaron sus nidos

Sus nidos formaron piando de amor

Qué blancos sus pechos, sus alas que inquietas

Que inquietas y leves, abriéndose en cruz

Y cómo alegraban, las tardes aquellas

Las tardes aquellas bañadas en luz

Así en la mañana jovial de mi vida

Vinieron en alas de la juventud

Amores y ensueños como golondrinas

Como golondrinas bañadas en luz

Mas trajo el invierno su niebla sombría

La rubia mañana, llorosa se fue

Se fueron los sueños y las golondrinas

Y las golondrinas se fueron también

Mas trajo el invierno su niebla sombría

La rubia mañana, llorosa se fue

Se fueron los sueños y las golondrinas

Y las golondrinas se fueron también (se fueron también).

La Despedida

N de R.

1):- En el vuelo de regreso a Coatzacoalcos, coincidimos con quien fuera el primer Obispo de esa Diócesis; Monseñor Carlos Talavera Ramírez que nos dió su impresión de la visita de Juan Pablo II, pero no de su pleito con el Sacerdote Juan Robledo, por la construcción de la Catedral de San José; solicitándome amablemente dejarlo para otra ocasión. Pero esa, esa es otra historia…

2):- En esa experiencia periodística, me acompañó como invitada especial; mi amada y muy católica esposa EYRA LUZ…

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