?CÁPSULA POLÍTICA?.
UN cautivo REHÉN: Llamado UNAM.
Una negra historia, la de los PORROS hoy con el añadido y por si algo hiciera falta, de los ANARCOS. Que cíclica, se repite puntual con todos y cada uno de los rectores de los tiempos modernos y es más, ya desde el manipulado Movimiento Estudiantil del 68 dónde el propio por eso célebre rector Barros Sierra fue importante factor detonador. Y ya estaban ahí, los PORROS y ANARCOS, pero identificados como FÓSILES que por años allí vegetaban sin concluir la carrera pero con derecho por cosa de la fuerza bruta ajá, a conservar la matrícula. Un privilegio acuñado por las lacras de nuestra máxima Casa de Estudios Nacional, con el justificante de la libertad de pensamiento y de acción, pero atropellando la esencia de la autonomía universitaria y los derechos de toda esa otra gran comunidad que mayoritaria, tanto la ha prestigiado en la academia y la investigación nacional e internacional. Pero rehén la UNAM, de las minorías radicales que por siempre han encontrado eco y apoyo en las altas esferas rectoras que han logrado infiltrar con la negociación de posiciones a cambio de llevar la fiesta en «paz». Nada más falso. Porque a ese monstruo del convenenciero radicalismo, lo transformaron en insaciable y cada vez exige más y más. Apoyado en sus exigencias, tanto del interior como del exterior ya por cómplices incrustados en los tres niveles de gobierno, partidos, poderes Legislativo, Judicial, ONGS, sector empresarial y otros movimientos, principalmente de ideología izquierdista disidente y no progresista precisamente. No es por lo tanto novedad alguna el conflicto que tiene contra la pared al reelecto rector ENRIQUE GRAUE. Porque a todos, en un momento dado los han puesto así y con algunas excepciones, todos han salido a flote no sin sacrificar un algo o un mucho de la UNAM y, de su «autonomía». Autonomía mancillada una y mil veces desde sus propias entrañas por quienes debieran defenderla, honrar y magnificarla. Y no pasa nada, porque es «su» UNAM.
¡Ah!. Pero que nadie del exterior ose influirla, así sea del Ejecutivo Federal para abajo hasta llegar a las fuerzas policiacas o de justicia para investigar y castigar a los presuntos culpables de la infinidad de hechos delictivos cometidos casi a diario al interior del campus; entre otros por tráfico de drogas, crímenes sin faltar el acoso y feminicidios. Porque entonces sí, arde Troya, al brotarles a borbotones la esencia unammista y su egregio principio: «Por mi Raza, hablará el Espíritu».
¡Farsantes!.
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